Nosotros apreciamos la naturaleza lo mismo que las leyes naturales, pues constituyen la médula de nuestra religión. Creemos que el Ser Divino es la Fuerza Creadora que hizo todas las cosas. De ella emanan dos fuentes de energía, una que produce las cosas tangibles y otra, que es causa o motivación de todo lo intangible. Es el gran poder del que nosotros participamos. Así arranca la idea de una religión naturalista, en la que todas las cosas forman parte de un todo. Cada persona es en sí misma un universo pequeño y, como tal, está sujeto a unas leyes básicas. La filosofía que se introduce en cada religión es una norma de vida y tiene siempre su foco en un punto central, que en nuestro caso es la naturaleza. [...]
Somos como arañas que tejen su tela. Si seguimos una fórmula basada en la ley natural, la tela será firme y resistente y no se caerá. Si cometemos errores, es porque nosotros olvidamos o ignoramos la fórmula básica. Nadie más que nosotros mismos tiene la culpa de nuestra desgracia, de nuestra frustración o de cualquier clase de fracaso. La causa de nuestro fallo debemos siempre bus caria en nosotros mismos.
Sybil Leek. El arte completo de la brujería.